miércoles, 26 de marzo de 2014

¿Cuáles son las causas del éxito de convocatoria del #22M?

Por Carmen Reina
eldiario.es

Los “padres” de la idea que forjaron las Marchas de la Dignidad y el 22M dan algunas claves del éxito de una convocatoria sin grandes partidos ni organizaciones detrás.

La falta de representación y credibilidad de los partidos tradicionales sobre los problemas de la mayoría social y las políticas adoptadas en plena crisis, aseguran, es el caldo de cultivo del 22M.

La participación de afectados directamente por la crisis y recortes, y la unión de las distintas luchas sociales que trabajaban separadas ha sido clave: “Si el enemigo es común, ¿qué hacemos luchando por separado?”

Mensajes sencillos, un trabajo de difusión y organización con medios propios, municipio por municipio y el uso de las redes sociales han sido fundamentales en la afluencia masiva a la convocatoria del 22M.

Ocho meses de trabajo desde que surgió la idea de organizar las Marchas de la Dignidad y su confluencia en una manifestación en Madrid han dado como fruto la suma masiva de adhesiones que el 22M se vivió en la capital. Ese esfuerzo, además, ha estado basado en unas ideas, argumentos y modos de llevar a cabo la organización de esta acción social que han hecho posible el éxito de la convocatoria. Quienes participaron en las primeras reuniones donde se alumbró la idea del 22M, los “padres” de esta acción, reflexionan para eldiario.es sobre las claves de ese éxito de afluencia y respuesta a una acción convocada sin que estuvieran detrás de ella los grandes partidos ni sindicatos.
“La primera razón del éxito del 22M es precisamente que no hayan estado los grandes partidos detrás”, ironiza Manuel Cañada, miembro del Campamento Dignidad de Extremadura que luego dio nombre a las marchas. “Viven tal crisis y descrédito que la gente busca instrumentos para superarlos”, explica. Y a su juicio, la convocatoria del 22M “ha atravesado los mundos políticos y sindicales sin entrar en contradicción con ellos. Han participado las bases sindicales que han desbordado a sus cúpulas, con un planteamiento hábil para rehuir la confrontación”.
Junto a ello, Cañada cree que el 22M “ha conseguido ligar lo social con lo político, unificar las luchas sociales por el trabajo, la vivienda, la sanidad o la educación con las reivindicaciones políticas como negarse al pago de la deuda. Y todo ello con una labor pedagógica muy importante para que la gente vea en qué les afecta eso directamente”. En su opinión, esa base “ha permitido dar un salto más tras el 15M, crear una nueva unidad de las luchas sociales. Si el enemigo es común, ¿qué hacemos luchando por separado?”, era la pregunta que se propusieron responder con la unificación de colectivos y mareas que iban cada cual por su lado.
Además, el proceso creado con las Marchas de la Dignidad ha permitido crear lo que este “padre” del 22M denomina “una comunidad de la revuelta”. Y se explica: “Las marchas no han sido una lucha puntual, episódica, sino que van creando adhesiones allá por donde han pasado. Crea vínculos con quienes pueblo a pueblo nos han recibido, se han ocupado de procurarnos comida y alojamiento, han asistido a nuestros actos… Son vínculos sólidos que recuperan la solidaridad del pueblo, que recrea los mecanismos de la lucha del pueblo”.

“La inteligencia de no buscar protagonismos”

“Estamos en una situación de emergencia, de excepcionalidad económica, política y también ética y moral por todo lo que está ocurriendo. Y la gente empieza a estar ya harta, sobre todo cuando comprueban que no existe un porvenir con la actual política”, razona sobre el éxito del 22M Julio Anguita, impulsor desde Frente Cívico de la convocatoria. “Y a eso se le añade el mal ejemplo que están dando los gobernantes”.
Un punto básico que Anguita señala como clave para el éxito de las Marchas de la Dignidad y el 22M es que los colectivos, plataformas y organizaciones que han hecho el trabajo para llevar a cabo esta acción social “han tenido la inteligencia de darse cuenta de que tenían que dejarse de protagonismos en favor de la unidad del movimiento global”. Eso se ha conseguido “y eso debe continuar siendo así para buscar la unidad de la mayoría, buscar lo que la une dejando a un lado lo que la separa para constituir lo que hemos denominado el contrapoder” ante el poder político y económico que rige la actual situación del país.
Y otro acierto que destacan los “padres” del 22M es la idea de sintetizar un lema sencillo – “Pan, techo y trabajo”- las reivindicaciones del movimiento social. Para José Coy, fundador de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Murcia que tuvo que realizar varias huelgas de hambre para mantener su propia casa, el éxito también se ha basado en trasladar a la sociedad “unos mensajes muy sencillos incidiendo en lo que verdaderamente le preocupa a la gente: la vivienda, el trabajo, una renta básica”.

Un movimiento inclusivo y con credibilidad

Coy abunda en que, de esa manera, incidiendo en las preocupaciones y reivindicaciones esenciales de la ciudadanía, “hemos generado un movimiento desde abajo, unitario y, algo muy importante: inclusivo”, de manera que todo el que participara, como colectivo o persona a título individual, se sintiera cómodo para hacerlo. Y pese a la cantidad de organizaciones presentes, todo ello se ha hecho con “un proceso de auto-organización muy potente que ha logrado la unidad”.  
“Hacemos lo que decimos”, sintetiza este activista contra los desahucios. Y apunta a esa “importante credibilidad de movimientos como Frente Cívico, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) o el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT)”, presentes en el 22M, lo que ha sumado puntos a favor de la participación en la convocatoria.
Desde el SAT precisamente, su portavoz Diego Cañamero ha sido partícipe desde el principio de la organización del 22M. “Cada vez los grandes partidos son menos grandes partidos para la sociedad. Son conocidos por la gente pero no tienen el apoyo del pueblo. No son creíbles. Han dejado de representar a la gente, de verdad, en el fondo, en el corazón de la gente”, sostiene para responder sobre el éxito de esta manifestación sin los medios y la capacidad de las grandes organizaciones.

“Hemos conectado con la causa del pueblo”

“Hemos conectado con la ciudadanía, con la población civil, con la gente que sufre en su casa día a día las consecuencias de la crisis y las políticas que se están aplicando. Hemos conectado con la causa del pueblo porque esto se ha planteado desde el pueblo”, señala. “La gente espera ese liderazgo y que les representen de manera creíble. Y eso se ha visto en esta movilización. Han visto que es una cosa sincera, de abajo a arriba, que las personas que están al frente son sinceros, que tienen una trayectoria. Y la gente lo ha entendido así y ha respondido”.
Una respuesta que, dice Cañamero, “nos la hemos ganado a pulso”, explicando así que el de estos ocho meses –y lo que queda por delante- ha sido un trabajo y un esfuerzo que “nos hemos currado de abajo a arriba, en las redes sociales, asamblea por asamblea, barrio a barrio, un trabajo muy conectado con la gente desde abajo”.

Afectados por la crisis y los recortes, al frente del 22M

Y ese trabajo desde abajo, dio sus frutos. “Todas las reuniones de organización del 22M han sido inclusivas para toda aquella organización, colectivo o afectados a título particular que quisiera participar”, destaca Rafael Juan, portavoz de la Acampada Dignidad en Córdoba y miembro de la organización de las marchas desde el inicio.
“Se consiguieron aglutinar los objetivos de la protesta en unos puntos básicos que daban cabida a todas las reivindicaciones locales o sectoriales, puntuales o generales”, añade para relatar cómo ese ha sido un arduo trabajo a base de “reuniones, charlas y asambleas” municipio por municipio, “dejando atrás los protagonismos personales. Nos hemos volcado en darle protagonismo a quienes lo tienen, que son las personas que están inmersas en las diversas luchas sociales”.
Y Rafael Juan, termina su reflexión repitiendo el primer argumento dado por Manuel Cañada: “El hecho de que el 22M no haya sido convocado por ninguna gran organización sindical y política le ha dado credibilidad. En un momento de auténtico desprestigio de estas organizaciones, a las que gran parte de la población las considera las culpables de la situación actual, el que surja un movimiento de gente “normal” y afectada por los mismos problemas ha hecho que se sienta cercanía y confianza”. Porque en esta lucha, en las Marchas de la Dignidad y en el 22M, “las personas que han tirado del carro han sido gente que han sufrido en sus carnes los problemas actuales”.

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