lunes, 31 de marzo de 2014

6ª Asamblea Plataforma Málaga Marcha por la Dignidad hoy 1 de abril a las 19.00h en Er Llano


Esta tarde 1 de abril se celebrará la 6ª Asamblea de la Plataforma Málaga Marcha por la Dignidad. Será a las 19.00h en Er Llano, calle Tejares, 11.
Las Marchas de la Dignidad 22M han sido un rotundo éxito como tod@s sabéis y somos much@s l@s que creemos que serán un punto de inflexión en la unificación de las luchas. El camino será largo y las marchas han sido sólo el principio.
Os esperamos!

El evento en facebook:
https://www.facebook.com/events/262829607236169/

El evento en el calendario:
https://www.google.com/calendar/event?action=VIEW&eid=cm9hc2dkZzN1OWdvYWJiNGhiazhkczYyb2cgZnJlbnRlY2l2aWNvbWFsYWdhQG0

domingo, 30 de marzo de 2014

Reflexiones sobre el uso de la violencia inducida #22M

En su artículo ¿Y ahora qué? http://www.andalucesdiario.es/politica/y-ahora-que/  relativo a los hechos violentos ocurridos en el transcurso del acto de cierre de la denominada Marcha de la Dignidad, Julio Anguita nos hace ver que existen tres tipos de violencia.
La de los violentos infiltrados, la de los violentos infiltrados por la oficialidad y la de la policía al extralimitarse en sus funciones.
En primer lugar, en cuanto a los violentos infiltrados y desde la perspectiva que nos brinda el tiempo transcurrido desde los acontecimientos; los que llevamos bastante tiempo trabajando, esperanzados, en la organización de este evento, estamos convencidos, sin ningún género de dudas, de  su existencia.
Desde un principio, hemos hecho gala de nuestro decidido posicionamiento a favor de la no violencia, mediante la repetición exhaustiva de recomendaciones al respecto, haciendo ver, incluso, la conveniencia de que los asistentes no hicieran uso de prendas que ocultaran su rostro.
Por si solo, el debate que suscitó, en las redes, esta indicación, ya hacía prever la existencia de grupos minoritarios que no estaban dispuestos a respetar lo decidido por una gran mayoría.
Pasados los primeros momentos de natural confusión, ahora podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que, a estos grupos, les corresponde parte de la responsabilidad en los hechos que comentamos. 
Lo que también parece que está claro es que, después de hasta quinientos kilómetros andando y más de quince días de vivir en precario, y pertrechados con una mochila en que guardar unas pocas pertenencias, no se tienen las fuerzas, ni las ganas, de golpear coches, ni cabezas de policías.
Lo digo como integrante de la columna andaluza, que tras jalonar la última etapa de su recorrido entre Getafe y Madrid, pude ser testigo de muestras de exquisita condescendencia de casos muy concretos, como cuando se le abrió paso a  un coche de alta gama que pretendía cruzar, a toda costa, la manifestación; o cuando no se le hizo ningún caso al observador que con atuendo de camuflaje en el que lucía la bandera nacional, miraba despectivamente a los caminantes, o cuando no se tuvo en cuenta el comentario del individuo que, a nuestro paso, nos increpó diciendo que “gracias a nosotros el país estaba así”.
Por lo demás tuvimos la oportunidad de constatar los claros efectos del agotamiento en los compañeros que habían iniciado las marchas días antes, e incluso en los que ahora se incorporaban, contrarrestado por la satisfacción de ver el número creciente de los que se sumaban a la convocatoria.
Una manifestación que superó el millón de personas, convirtiéndose en una de las mayores concentraciones habidas en los últimos años en la capital, si hubiese tenido el más mínimo interés en mantener una actitud violenta, hubiera generado un conflicto, a todas luces, difícilmente controlable.
Como diría el propio Anguita, “Acusarnos de violentos es, además de una falsedad, una tontería. Si hubiésemos sido violentos, los 1700 policías desplegados habrían sido neutralizados en un santiamén. No digan estupideces”
Más aún, los que estuvimos allí, sabemos de la exquisita apuesta por la no violencia de los organizadores y de la inmensa mayoría de los participantes, que se granjeó el reconocimiento de muchísimas personas que, desde las aceras, sus vehículos o las ventanas de sus casas, nos saludaban y agradecían el esfuerzo realizado en pro de un bien común.
El grueso de la población no trata así a un grupo de violentos, que causa daño y destrozos a su paso.
Además, desde el punto de vista estratégico, y los manuales básicos de guerrilla (tanto urbana, como de la otra) dan buena cuenta de ello, no se consigue el mismo efecto concentrando la acción en un solo punto que haciéndolo en distintos focos.
Hasta el más tonto de los pirómanos lo sabe.
El objetivo de los alborotadores no era subvertir el “estado de derecho”, mediante el desorden público, sino hacerse ver, en un momento crucial del evento, logrando que el foco de atención se concentrase en los enfrentamientos en lugar de la gran aceptación popular con la que contó la convocatoria, a pesar de no contar con el apoyo de las cúpulas de las centrales sindicales mayoritarias.
Por lo tanto, no es arriesgado afirmar que los promotores de este tipo de actos de violencia 1) Eran ajenos a los organizadores de las marchas. 2) No es probable que participasen activamente en las mismas. 3) Eran un grupo reducido con relación al grueso de los manifestantes 4) Aprovecharon el enorme éxito de la convocatoria para el logro de sus objetivos. 5) No respetaron, siquiera, el término de los actos previstos por la organización del evento.. 6) Ofrecieron, en bandeja, al gobierno, motivos para desprestigiarlos de cara al grueso de la población, propiciando el miedo y la desafección de ciudadano medio. En resumidas cuentas: flaco favor le han hecho al objetivo de demostración pública del descontento social generalizado propugnado por los organizadores.
Cualquier intento de argumentar lo evidente sería absolutamente innecesario de no ser por el papel jugado, desde el primer momento. por los medios de comunicación, negándose a informar del transcurrir de las marchas, de sus magníficos resultados y, que, posteriormente, han venido a reducir a simples algaradas callejeras de un grupo de violentos, que, además de faltar, palmariamente, a la verdad, desprestigian y atentan contra la honorabilidad de la gran mayoría de los participantes y del propósito explícito de la marcha.
Además de lo anterior, e independientemente del esfuerzo del cuerpo de bomberos de la Comunidad de Madrid para mantener el orden en el recorrido de la marcha, existen evidencias de contención de los violentos por parte de los manifestantes.
En lo relativo a los “violentos infiltrados por la oficialidad” (menudo calificativo).
De todos es conocida la práctica, por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, de infiltrar algunos de sus miembros en actividades que pueden resultarles sospechosas de ilegalidad.
No es a eso a lo que me refiero, en este caso, sino, más bien a los del tipo que se ven obligados a gritar “¡¡que soy compañero, coño!!”, cuando se procede a detenerlos, porque, digo yo, ¿algo estaría haciendo cuando se les detiene?.¡o no¡, que casos de estos tampoco son extraños. (No se si es peor lo uno o lo otro).
Es difícil confirmar este punto, aunque no lo es tanto, ver como elementos de organizaciones extremistas de distinto signo al de los manifestantes, aprovechan la ocasión para desprestigiarlos y provocar a la policía, justificando intervenciones, que, en caso contrario, no habrían podido tener lugar.
Sus efectos, son prácticamente, los mismos que los expuestos en el caso anterior.
Por último está la violencia de la policía al extralimitarse en sus funciones.
Esto sí que es más fácilmente verificable por parte del observador exterior ya que, en los tiempos de la más sofisticada tecnología, es difícil ocultar como se ha actuado en presencia de miles de testigos con medios suficientes para dejar constancia de lo ocurrido.
No otra cosa pretenderían los observadores de la OSCE al manifestar su voluntad de participar, activamente, en el control del devenir de la marcha.
A este hecho se achaca por parte de fuentes policiales el reducido número de fuerzas de seguridad destinado a controlar el principal foco de altercados en los alrededores del Barclays Bank, la supuesta limitación en los medios utilizados y la orden de “¡¡aguanta!!” dada a un minúsculo grupo de agentes que se vieron superados por los manifestantes.
Sea como fuere, lo que ha quedado demostrado es la falta de capacidad por parte de los responsables del operativo para aislar y controlar a los pocos violentos, y que, por el contrario, arremetnr contra el grueso de la manifestación y las personas que disfrutaban pacíficamente de los acordes musicales que habría de poner un broche de oro a lo que, había sido un hito del clamor popular en nuestra historia reciente.
En cualquier caso, nada justifica la carga contra pacíficos manifestantes como respuesta a la provocación de los violentos.
¿Era esto previsible por instancias superiores? ¿Eran deseables, incluso, daños mayores a los causados, para justificar decisiones políticas de mayor calado y atentatorias contra la libertad de expresión?.  Es de esperar que el tiempo y la cordura acabe poniendo a cada cual en su lugar.
Lo que es absolutamente inadmisible es que, la propia Delegada del Gobierno, en un exceso de irresponsabilidad, anuncie que va a proceder a querellarse con los organizadores de la manifestación “por no haber articulado las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la misma”.
Perdone…¿No es precisamente Vd. la máxima responsable de esto? ¿No fueron Vdes. los que lanzaron a bombo y platillo que Madrid estaba blindada con un operativo de más de 1700 agentes para que evitar que ocurriese lo que, lamentablemente ocurrió? ¿No son Vdes. los que reciben los fondos procedentes de nuestros impuestos con los que hacen el uso que consideran oportuno, para salvaguardar el interés ciudadano?.
Por estos hechos. ¡¡Las Marchas de la Dignidad son las verdaderas perjudicadas!!.
Y, sin embargo, presenciamos, alucinados, el esperpento y la sinrazón de pretender que recaiga sobre las víctimas la responsabilidad del daño causado por el victimario, ante la incapacidad manifiesta de los que tienen los medios, la autoridad y la responsabilidad de evitarlo.
Es como si los bomberos demandasen a la comunidad de propietarios de un edificio por no haber podido controlar el incendio provocado por un vecino negligente. ¡Una aberración!.
Esto, por si solo, es causa suficiente para pedir la dimisión y el cese de los máximos responsables gubernamentales.
En cualquier caso sería muy ilustrativo analizar con detalle el desarrollo de los acontecimientos, así como la composición de los detenidos en el transcurso de las revueltas, (aunque nos tememos muy mucho, que entre ellos no se encuentren los verdaderos responsables) para tener una idea más ajustada de las circunstancias que motivaron los altercados, que, como es común, es muy probable que no sean atribuibles a una sola causa.                                                                         
Manuel Pezchico
Marzo 2014

viernes, 28 de marzo de 2014

Comunicado de la Coordinación Estatal de las Marchas de la Dignidad

22 M. La dignidad del pueblo
     El pasado sábado en las calles de Madrid se congregaron dos millones de personas, colectivos y pueblos de todo el Estado, en una manifestación que cualquier persona con un mínimo de humanidad debería secundar. Reclamamos una vida digna, trabajo, casa, servicios sociales para todos y todas y el no pago de la deuda.  
     Con un amplísimo apoyo popular, las Marchas de la Dignidad avanzaron durante más de 5 horas desde Atocha hasta Colón, en un ambiente de lucha y solidaridad entre pueblos, que no se recuerda en décadas. Una acción construida durante meses, a base de trabajo militante.  
    Desde que partieron, las Marchas de la Dignidad han recorrido todo el estado haciendo asambleas en cada lugar por el que pasaban, llevando una auténtica democracia a cada pueblo y recibiendo la solidaridad de las gentes.  
     Frente a esta demostración de dignidad y democracia, el sistema no tiene ningún discurso que enfrentar, y su única respuesta es la represión: 
- La represión mediática, con el silencio absoluto desde todos los medios del régimen, hasta que la realidad se ha impuesto y se han visito obligados recoger nuestra lucha. 
- La represión política, con declaraciones absurdas como las comparaciones con grupos de extrema derecha, con Ayuntamientos prohibiéndonos pasar o pecnoctar en sus municipios  o autoridades locales increpado a compañeras y compañeros.
- La represión policial, sufrida durante todo el camino,  cuando la Guardia Civil desviaba a caminantes por caminos paralelos de tierra y piedras para dificultar su marcha,  o cuando la Policía impedía que las asambleas transcurriesen con normalidad. Los controles injustificados en carreteras que retuvieron a más de 100 autobuses que originaron retrasos entre una y tres horasPero especialmente cuando, una vez en Madrid, un despliegue policial desproporcionado, formado por 1.700 agentes de la UIP traídos de varios lugares del Estado, fue utilizado para amedrentar y reprimir al pueblo.
 
Antes de que la manifestación terminase, un ejército policial atacó sin miramientos a población civil indefensa.
Desde la propia megafonía del acto que se estaba celebrando en Colón, se pidió a los agentes que parasen su ataque, pero persistieron en la agresión. Una acción así no se improvisa, era un plan premeditado para disolver la manifestación y conseguir abrir los noticiarios televisivos con imágenes de violencia. 
Hubo un ejercito policial que usó porras, escopetas y gases lacrimógenos para vulnerar el legítimo ejercicio del derecho de reunión. Fue un montaje policial urdido desde el Gobierno que vulneró derechos fundamentales como el de reunión y manifestación.
Las personas detenidas fueron objeto de maltrato. Se les mantuvo ocho horas de pie contra la pared, con las manos en alto, no se les dió agua, no se les dió alimento en 24 horas. A las mujeres ni se les permitió cambiar de tampax. Se les mantuvo 37 horas en dependencias policiales antes de pasar a disposición judicial.
Exigimos al régimen que retire los cargos de todos los acusados y la libertad inmediata del compañero Miguel. Exigimos además la destitución de la Delegada del Gobierno y del Jefe de Policía de Madrid, a los que consideramos responsables directos del ataque, así como la dimisión de Ministro del Interior.  
La dignidad está de parte del pueblo. No terminamos aquí. Seguiremos organizándonos, luchando y trabajando a partir de la movilización popular ya construida. 
 
¡No es tiempo de lamentos, es tiempo de lucha!

Madrid, 25 de marzo de 2014

miércoles, 26 de marzo de 2014

El #22M marca un antes y un después

Dos millones de personas reclaman dignidad en un día histórico. Las Marchas de la Dignidad 22M han conseguido superar todas las expectativas. Dos millones de personas han abarrotado las calles de Madrid exigiendo “Pan, trabajo y techo” en una fiesta de la democracia y del pueblo. Madrid, 22 de marzo de 2014 Las Marchas de la Dignidad 22M han conseguido inundar esta tarde el centro de Madrid con una masiva marea obrera y ciudadana. Dos millones de personas han abarrotado las calles de Madrid. Cuando la cabecera avanzaba por Cibeles, el Paseo de Recoletos y la Plaza Colón estaban completamente llenos de gente. En ese momento la cola de la manifestación aún no se había movido de Atocha. A pesar de los obstáculos que el Gobierno ha ido poniendo en el camino para impedir el éxito de la movilización, se ha demostrado que “Sí se puede”, se ha demostrado que el pueblo no quiere más recortes, que no quiere pagar una deuda de los bancos a costa de los derechos sociales. El 22M ha agradecido la extraordinaria acogida del pueblo de Madrid que se ha lanzado a la calle no sólo a aplaudir esta mañana a las diferentes columnas que se dirigían hacia Atocha sino que además se ha sumado masivamente a la manifestación. Tras llegar a Colón la periodista Olga Rodríguez y el actor Willy Toledo leyeron el manifiesto de la marcha de la dignidad que planteaba superar este sistema que crea desigualdad y este régimen del 78 lleno de corrupción. Tras la lectura del manifiesto, las diferentes intervenciones de las 10 columnas han puesto el valor la defensa de los derechos sociales y los servicios públicos, de un empleo decente, de la renta básica, del derecho a la vivienda y han criticado los recortes y exigido que se vaya el Gobierno del PP y todos los gobiernos que ejecutan las políticas de la Troika. Tras las intervenciones se dio paso un acto musical amenizado por el cantaor Manuel Gerena y la Solfónica de Madrid. Precisamente, sobre las 20.15 h., cuando comenzaba la actuación de la Solfónica se comenzaron a producir cargas policiales en la calle Génova. Dos o tres encapuchados, ajenos a la manifestación, que fue absolutamente masiva y pacífica, tiraron unos petardos cerca del cordón policial que protegía la sede del PP con el fin de provocar a la policía. El dispositivo policial en un ejercicio de inaudita irresponsabilidad profesional procedió entonces a cargar hacia Colón cuando se desarrollaba el acto final de la manifestación y con una plaza llena de familias. A pesar de los reclamos que se le hizo desde la megafonía a la policía en el sentido de que estaba interfiriendo un acto legal, ésta continuó cargando en dirección hacia el Paseo de Recoletos que estaba completamente lleno de personas pacíficas que no tenían nada que ver con los cuatro provocadores parapoliciales de siempre. Asimismo, cuando aún no había concluido el acto, un nuevo dispositivo policial se desplazó desde la calle Jorge Juan para cortar en dos la manifestación, aislando por completo las miles de personas que seguían el acto en Colón de las decenas de miles que no habían podido llegar a Colón y que seguían avanzando por el Paseo de Recoletos. Las marchas de la Dignidad 22M han responsabilizado a los mandos del dispositivo policial y a la Delegada del Gobierno de los disturbios ocurridos. Según manifestaciones de portavoces de la marcha: “no sólo no han protegido una manifestación legal, no sólo no han protegido los derechos fundamentales, como era su obligación, sino que han cargado de forma innecesaria y abusiva contra miles de personas pacíficas, interfiriendo un acto legal”. La Sra. Cifuentes ha demostrado una vez más que no cree en las libertades y la democracia y ha organizado este montaje policial para justificar la represión e intentando convertir una movilización masiva y pacífica en un problema de orden público.

Las Marchas de la Dignidad de nuevo en el programa Economía para la Ciudadanía

Programa realizado por ATTAC Sevilla y Radiópolis y emitido en Onda Local de Andalucía. En el programa se hace un repaso de las Marchas de la Dignidad que finalizaron el pasado sábado 22 en Madrid. Entrevista a Carlos Martínez, presidente de ATTAC Andalucía.

¿Cuáles son las causas del éxito de convocatoria del #22M?

Por Carmen Reina
eldiario.es

Los “padres” de la idea que forjaron las Marchas de la Dignidad y el 22M dan algunas claves del éxito de una convocatoria sin grandes partidos ni organizaciones detrás.

La falta de representación y credibilidad de los partidos tradicionales sobre los problemas de la mayoría social y las políticas adoptadas en plena crisis, aseguran, es el caldo de cultivo del 22M.

La participación de afectados directamente por la crisis y recortes, y la unión de las distintas luchas sociales que trabajaban separadas ha sido clave: “Si el enemigo es común, ¿qué hacemos luchando por separado?”

Mensajes sencillos, un trabajo de difusión y organización con medios propios, municipio por municipio y el uso de las redes sociales han sido fundamentales en la afluencia masiva a la convocatoria del 22M.

Ocho meses de trabajo desde que surgió la idea de organizar las Marchas de la Dignidad y su confluencia en una manifestación en Madrid han dado como fruto la suma masiva de adhesiones que el 22M se vivió en la capital. Ese esfuerzo, además, ha estado basado en unas ideas, argumentos y modos de llevar a cabo la organización de esta acción social que han hecho posible el éxito de la convocatoria. Quienes participaron en las primeras reuniones donde se alumbró la idea del 22M, los “padres” de esta acción, reflexionan para eldiario.es sobre las claves de ese éxito de afluencia y respuesta a una acción convocada sin que estuvieran detrás de ella los grandes partidos ni sindicatos.
“La primera razón del éxito del 22M es precisamente que no hayan estado los grandes partidos detrás”, ironiza Manuel Cañada, miembro del Campamento Dignidad de Extremadura que luego dio nombre a las marchas. “Viven tal crisis y descrédito que la gente busca instrumentos para superarlos”, explica. Y a su juicio, la convocatoria del 22M “ha atravesado los mundos políticos y sindicales sin entrar en contradicción con ellos. Han participado las bases sindicales que han desbordado a sus cúpulas, con un planteamiento hábil para rehuir la confrontación”.
Junto a ello, Cañada cree que el 22M “ha conseguido ligar lo social con lo político, unificar las luchas sociales por el trabajo, la vivienda, la sanidad o la educación con las reivindicaciones políticas como negarse al pago de la deuda. Y todo ello con una labor pedagógica muy importante para que la gente vea en qué les afecta eso directamente”. En su opinión, esa base “ha permitido dar un salto más tras el 15M, crear una nueva unidad de las luchas sociales. Si el enemigo es común, ¿qué hacemos luchando por separado?”, era la pregunta que se propusieron responder con la unificación de colectivos y mareas que iban cada cual por su lado.
Además, el proceso creado con las Marchas de la Dignidad ha permitido crear lo que este “padre” del 22M denomina “una comunidad de la revuelta”. Y se explica: “Las marchas no han sido una lucha puntual, episódica, sino que van creando adhesiones allá por donde han pasado. Crea vínculos con quienes pueblo a pueblo nos han recibido, se han ocupado de procurarnos comida y alojamiento, han asistido a nuestros actos… Son vínculos sólidos que recuperan la solidaridad del pueblo, que recrea los mecanismos de la lucha del pueblo”.

“La inteligencia de no buscar protagonismos”

“Estamos en una situación de emergencia, de excepcionalidad económica, política y también ética y moral por todo lo que está ocurriendo. Y la gente empieza a estar ya harta, sobre todo cuando comprueban que no existe un porvenir con la actual política”, razona sobre el éxito del 22M Julio Anguita, impulsor desde Frente Cívico de la convocatoria. “Y a eso se le añade el mal ejemplo que están dando los gobernantes”.
Un punto básico que Anguita señala como clave para el éxito de las Marchas de la Dignidad y el 22M es que los colectivos, plataformas y organizaciones que han hecho el trabajo para llevar a cabo esta acción social “han tenido la inteligencia de darse cuenta de que tenían que dejarse de protagonismos en favor de la unidad del movimiento global”. Eso se ha conseguido “y eso debe continuar siendo así para buscar la unidad de la mayoría, buscar lo que la une dejando a un lado lo que la separa para constituir lo que hemos denominado el contrapoder” ante el poder político y económico que rige la actual situación del país.
Y otro acierto que destacan los “padres” del 22M es la idea de sintetizar un lema sencillo – “Pan, techo y trabajo”- las reivindicaciones del movimiento social. Para José Coy, fundador de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Murcia que tuvo que realizar varias huelgas de hambre para mantener su propia casa, el éxito también se ha basado en trasladar a la sociedad “unos mensajes muy sencillos incidiendo en lo que verdaderamente le preocupa a la gente: la vivienda, el trabajo, una renta básica”.

Un movimiento inclusivo y con credibilidad

Coy abunda en que, de esa manera, incidiendo en las preocupaciones y reivindicaciones esenciales de la ciudadanía, “hemos generado un movimiento desde abajo, unitario y, algo muy importante: inclusivo”, de manera que todo el que participara, como colectivo o persona a título individual, se sintiera cómodo para hacerlo. Y pese a la cantidad de organizaciones presentes, todo ello se ha hecho con “un proceso de auto-organización muy potente que ha logrado la unidad”.  
“Hacemos lo que decimos”, sintetiza este activista contra los desahucios. Y apunta a esa “importante credibilidad de movimientos como Frente Cívico, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) o el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT)”, presentes en el 22M, lo que ha sumado puntos a favor de la participación en la convocatoria.
Desde el SAT precisamente, su portavoz Diego Cañamero ha sido partícipe desde el principio de la organización del 22M. “Cada vez los grandes partidos son menos grandes partidos para la sociedad. Son conocidos por la gente pero no tienen el apoyo del pueblo. No son creíbles. Han dejado de representar a la gente, de verdad, en el fondo, en el corazón de la gente”, sostiene para responder sobre el éxito de esta manifestación sin los medios y la capacidad de las grandes organizaciones.

“Hemos conectado con la causa del pueblo”

“Hemos conectado con la ciudadanía, con la población civil, con la gente que sufre en su casa día a día las consecuencias de la crisis y las políticas que se están aplicando. Hemos conectado con la causa del pueblo porque esto se ha planteado desde el pueblo”, señala. “La gente espera ese liderazgo y que les representen de manera creíble. Y eso se ha visto en esta movilización. Han visto que es una cosa sincera, de abajo a arriba, que las personas que están al frente son sinceros, que tienen una trayectoria. Y la gente lo ha entendido así y ha respondido”.
Una respuesta que, dice Cañamero, “nos la hemos ganado a pulso”, explicando así que el de estos ocho meses –y lo que queda por delante- ha sido un trabajo y un esfuerzo que “nos hemos currado de abajo a arriba, en las redes sociales, asamblea por asamblea, barrio a barrio, un trabajo muy conectado con la gente desde abajo”.

Afectados por la crisis y los recortes, al frente del 22M

Y ese trabajo desde abajo, dio sus frutos. “Todas las reuniones de organización del 22M han sido inclusivas para toda aquella organización, colectivo o afectados a título particular que quisiera participar”, destaca Rafael Juan, portavoz de la Acampada Dignidad en Córdoba y miembro de la organización de las marchas desde el inicio.
“Se consiguieron aglutinar los objetivos de la protesta en unos puntos básicos que daban cabida a todas las reivindicaciones locales o sectoriales, puntuales o generales”, añade para relatar cómo ese ha sido un arduo trabajo a base de “reuniones, charlas y asambleas” municipio por municipio, “dejando atrás los protagonismos personales. Nos hemos volcado en darle protagonismo a quienes lo tienen, que son las personas que están inmersas en las diversas luchas sociales”.
Y Rafael Juan, termina su reflexión repitiendo el primer argumento dado por Manuel Cañada: “El hecho de que el 22M no haya sido convocado por ninguna gran organización sindical y política le ha dado credibilidad. En un momento de auténtico desprestigio de estas organizaciones, a las que gran parte de la población las considera las culpables de la situación actual, el que surja un movimiento de gente “normal” y afectada por los mismos problemas ha hecho que se sienta cercanía y confianza”. Porque en esta lucha, en las Marchas de la Dignidad y en el 22M, “las personas que han tirado del carro han sido gente que han sufrido en sus carnes los problemas actuales”.

lunes, 24 de marzo de 2014

La indignidad en moto

por José Sarrión Andaluz
http://www.kaosenlared.net/component/k2/item/83774-la-indignidad-en-moto.html

Ayer presencié un atropello. Un motorista arrolló a un ciudadano en un paso de peatones, arrojándole al suelo (no llegó a pasarle por encima), e inmediatamente aceleró para perderse en la lejanía.

A los agricultores Juan Antonio y María, los padres de Eli,
que tuvieron la dignidad de venir caminando de Córdoba a Madrid

Ayer presencié un atropello. Un motorista arrolló a un ciudadano en un paso de peatones, arrojándole al suelo (no llegó a pasarle por encima), e inmediatamente aceleró para perderse en la lejanía. Su compañero,  que pasó a pocos segundos después, también pasó de largo acelerando. Decenas de policías contemplaron el suceso impasibles, sonrientes a veces. ¿Cómo es posible? La explicación es aún más chocante para un ciudadano biempensante: porque ambos motoristas eran policías municipales de Madrid, y el contexto, los minutos posteriores al 22-M. Empecemos por el principio.

Durante la jornada del sábado, no menos de un millón de personas nos desplazamos a Madrid a reclamar una salida justa a la crisis, para que no la paguen los de siempre. Cientos de miles de personas colapsaron el Paseo de la Castellana y el del Prado, de Atocha a Colón. Todos a cara descubierta, en ambiente casi festivo, con niños correteando y personas mayores llorando de emoción. Mi amigo, el periodista Alejandro Mora, me hace una observación inteligente: “¿te das cuenta de que hay 1.700 agentes guardando el Congreso y la sede del PP, y en la Biblioteca Nacional no hay un triste bedel?”. Es cierto. Un millón de los que el gobierno llama “radicales” está pasando junto a nuestro mayor tesoro cultural, con las puertas de su jardín de par en par, y la trata con veneración. Juan Antonio añade inteligentemente: “el enemigo del pueblo no es la cultura, son los políticos”.

Una de las personas que estaban en el 22M era mi admirable amigo Javier Couso, un hombre que ha dedicado su vida a hacer justicia por el atentado que sufrió su hermano, el cámara de Telecinco asesinado por un misil norteamericano José Couso. Una de las incontables lecciones que nos ha enseñado, y explicación de fondo de los motivos de la muerte de su hermano, tiene que ver con la relación entre la verdad y el poder, con la función de los medios de comunicación para revelar o esconder la violencia contra el pueblo. “Fue la lección que aprendieron los americanos de la Guerra de Vietnam” – suele explicarnos en sus conferencias- “y desde entonces los poderosos han ido aprendiendo a controlar la información que llega a la sociedad”. Volviendo ayer de Madrid y revisando las cabeceras digitales, volvía a mi cabeza su lección.

A pesar de las evidencias fotográficas, que muestran una movilización no inferior al millón de personas, el supuesto diario progresista El País nos hablaba de 50.000 personas en las marchas. Un buen motivo para llamarlo, como hace mi querido maestro Salvador López Arnal, el “diario global-imperial”. El mismo diario destaca que “los manifestantes llegados a pie no superaban los 2.000”. ¿Les parece poco? Tengamos en cuenta que la planificación inicial se realizó para que partieran 50 personas por marcha, ni uno más. Recordemos que es preciso ofrecer alojamiento a los marchantes (siempre en suelos de polideportivos, excepto cuando personajes como Ana Botella lo impedían), garantizar una alimentación (bocadillos o sopas que hacían los vecinos de cada pueblo por el que fueron pasando las marchas), asegurar unas mínimas garantías de salud… Por ello la organización se esforzó en que la mayoría de las personas se concentraran en acudir a la convocatoria del mismo 22 de Marzo, y no tanto en las Marchas. Sólo el exceso de compromiso (perdón por el oxímoron) ha provocado que la gente se saltara los requerimientos de la organización y se alcanzaran más de 2.000 personas caminando en la carretera. Y yo me pregunto, ¿qué necesidad de ofrecer esta cifra con ese tufo a desprecio de El País? ¿El número invalidaría en algo la justicia de sus reivindicaciones? ¿A alguien, al contemplar Il quarto stato de Pellizza da Volpedo, se le ocurriría exclamar “no sobrepasaban los cincuenta”?

En todo caso, mi principal motivo de preocupación no es la guerra de cifras y desinformaciones en torno al 22M. Lo que me ha descorazonado ha sido la increíble ausencia de un tratamiento informativo acerca de la brutal escalada represiva que se vivió ayer en la ciudad de Madrid, con contadas excepciones, como la del diario en que nos encontramos. Todos los medios coinciden en señalar que hay 50 policías heridos (más tarde se ha precisado que se trata de heridas leves). Trataré de exponer la visión de los hechos como los vivimos el pequeño grupo con el que me encontraba: un jardinero jubilado, un abogado padre de familia, una estudiante y yo.

Al finalizar el acto central del 22M, y tras escuchar a los oradores de las distintas regiones y sectores profesionales participantes en la movilización, una orquesta ejecutó magistralmente desde el escenario la bellísima novena sinfonía de Beethoven. Durante la ejecución de la obra, poco antes de las 20:30 h., comenzamos a escuchar disparos de proyectiles de goma policiales desde muy lejos, procedentes de la Calle Génova, lugar de la sede del Partido Popular y situada inmediatamente detrás de la Plaza de Colón, donde nos encontrábamos. Creíamos confiados que las cargas no llegarían. Si el sentido común dicta que el origen de las mismas debe hallarse en alguna provocación aislada, la misma lógica nos dice que difícilmente podrán cargar contra el público de Colón, tan lejano a cualquier contingente policial y afanado en disfrutar del genio de Bonn entre llamadas de teléfono de personas que trataban de dirigirse a los autobuses de vuelta a sus ciudades. Sin embargo, a medida que el concierto avanzaba, las cargas descendían por Génova en nuestra dirección. Dos piezas después, la orquesta interpretó el Himno a la Libertad de Labordeta, y no faltamos quienes comenzamos a corear. Triste ironía: este himno fue la banda sonora de los primeros golpes de porra y proyectiles de goma que llegaron a Colón, primero detrás de la estatua, después avanzando hacia el escenario por el sur, tomando la esquina con Goya.

El caos se produjo instantáneamente. Personas y pancartas volaban. Activistas de la PAH, bomberos “quemados” con los recortes, jornaleros sin tierra, trabajadores de Coca-Cola despedidos, profesores de la Marea Verde, mineros asturianos, todos corrían de un lado a otro mientras los músicos continuaban tocando, como una versión de Tarantino de la orquesta del Titanic. Los primeros en salir son los padres de niños pequeños, con sus hijos llorando en brazos. Las personas mayores se resisten más a abandonar, a pesar de nuestra insistencia: “mucho hambre he pasado yo para que me echen éstos ahora a mí”, nos dice una octogenaria de Carabanchel. Un cura obrero se encuentra en primera fila ante los antidisturbios, tratando de separarlos de los manifestantes. Sólo repetía “animales, son unos animales”. Pienso en Mamen Domínguez, profesora universitaria y miembro de la Marea Verde, que está embarazada y se encontraba en la movilización. ¿Estará bien? ¿Qué ocurre si le alcanza una pelota? Entre el desorden encontramos a otro gran maestro, el Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid Jorge Fonseca, quien tan bien conoció la represión por la dictadura de su patria natal Argentina, tratando de documentar las cargas con el móvil. Diego Cañamero, que no es ningún novato en la represión policial, observaba con los ojos como platos el espectáculo. También José Coy, el murciano que logró una dación en pago tras una huelga de hambre en su parroquia y ahora ha sido uno de los principales impulsores de la Columna del Levante. Alguien nos dice que Cristina Cifuentes ya advirtió que haría cumplir la ley. Desde el escenario, alguien le recuerda: “le recordamos a la policía que están irrumpiendo en un acto perfectamente legalizado que aún no ha finalizado”. En ese momento comprendemos lo obvio: la ley ha dejado de existir para la policía.

Tras su irrupción en Colón, los antidisturbios continúan cargando tanto hacia el Paseo de la Castellana como hacia el Paseo del Prado. Conscientes de nuestra inseguridad física y jurídica, y con la intención de alcanzar nuestros autobuses, bordeamos los Jardines del Descubrimiento, entre furgones de antidisturbios que nos observan con chulería y poses rocambolescas, que parecen sacadas de alguna película. Bromeamos: “si parecen Robocop”. Giran la cabeza hacia nosotros, y nos damos cuenta de que alguien tan ridículo no tiene reparos en abrirte la cabeza.

En este contexto sucede el hecho que da título a este artículo. Una nueva carga, ahora en la Plaza de Alcalá, nos obliga a apretar el paso: muchos ciudadanos corren descontroladamente. Doblamos la esquina y un joven asustado cruza el paso de peatones, con el semáforo aún en rojo. Es arrollado por la motocicleta de un policía municipal madrileño, que le derriba al suelo. La velocidad no es inferior a 80 km/h. El horror nos acongoja: el policía no se ha detenido, sino que ha acelerado y desaparece por la Calle Alfonso XIII. Otro policía motorizado aparece detrás: tampoco se detiene. Los nacionales observan impasibles. El horror nos hace gritar: “asesino, asesino”. Un ciudadano (figurará seguramente en las listas de radicales) da a nuestra indignación un uso práctico, y ha alcanzado a darle una patada a la parte trasera de la segunda moto en plena marcha, logrando desvencijar una pieza de plástico. Ojalá en el oscuro departamento donde se diseñen los presupuestos de los antidisturbios, alguien concluya que los 300 € del arreglo bien se podrían haber ahorrado si los agentes no atropellaran impunemente a ciudadanos. No espero una lógica más humana a estas alturas.

En otra rotonda, en lo que hace unos minutos era una apacible terraza, dos chicas yacen en el suelo, esposadas boca abajo, con sendos agentes sobre ellas. Después de lo visto, no podemos evitar pararnos. El dueño del local sale por la puerta a exigir a los antidisturbios tranquilidad. Éstos lo meten a empujones con sus escudos, e irrumpen en el local porra en alto, ante los gritos de las camareras y los clientes arrinconándose. Mientras tanto, en la terraza, otros cuatro antidisturbios guardan su extraño castillo imaginario. Un hombre a mi derecha no puede evitar gritar: “¡pero si somos personas!”. Uno de los antidisturbios saca su porra y golpea con todas sus fuerzas una mesa de la terraza, provocando un ruido atronador. Estamos a un metro exacto de distancia. El siguiente golpe será para nosotros. Nos alejamos aparentando tranquilidad: otros 30 antidisturbios están tomando el resto de la acera y nos observan.

Al llegar a Atocha, comprobamos que está desolada. 30 furgones policiales desvanecen mi secreto deseo de comerme un bocadillo de calamares en El Brillante. Escuchamos cargas en dos direcciones. Los 500 autobuses de Andalucía se encuentran en fila y los pasajeros protestan a los policías, que n les dejan acceder a los mismos. Un jornalero con chispa le dice “te cambiaba la porra por un azadón a ver si ibas a aguantar”. Mientras, un municipal informa a un taxista como quien comenta el partido: “hay una sentada ahí detrás y están dando palos”.

Cada esquina, cada rotonda, cada calle del centro de Madrid ha sido tomada por 1.700 antidisturbios protegidos por un Gobierno que asegura que los radicales han tomado Madrid.

Me recuerda a un pensamiento que me asaltó cuando los Guardias Civiles entraron a revisar nuestro autobús diciendo “éste es un control para ver si hay armas en el vehículo”. Sólo se me ocurría pensar: “pues las tres vuestras”. De la misma manera, 1.700 radicales tomaron ayer Madrid, montados en furgones policiales y pertrechados con armas que pagamos todos, a sueldo de los españoles y bajo mandato de quienes nos roban.

El objetivo político se ha logrado: sobre una movilización de un millón de personas, familiar y pacífica, los telediarios hablan de violencia y disturbios. En los próximos días contemplaremos un duelo entre dos versiones de lo sucedido. Una será la de los medios de comunicación. Otra, la del millón de personas que estuvo allí y lo podrá contar, en directo a sus vecinos, o a través de las redes sociales. De la credibilidad que como sociedad otorgamos a una u otra versión dependerá el futuro que tendrá la democracia.

MARCHA DE LA DIGNIDAD 22M “Será cosa de los años…”


La verdad es que somos muchos los que llevamos tiempo preparando este acontecimiento. Cada uno en función de sus posibilidades y nivel de compromiso. Unos más, otros menos, pero todos haciendo gala de generosidad suficiente para ofrecer parte de su tiempo, energías, e, incluso dinero.
Éramos conscientes de lo arriesgado del empeño.
En estos tiempos en que conocer la verdad de los hechos, no es garantía suficiente para salir de la indolencia y reaccionar, no es asunto menor que el pueblo decida sacar a pasear la rabia a la calle y decir ¡¡BASTA!!.
Cada vez somos más a los que nos duele la garganta de mantener silencio y tememos menos el esfuerzo inmediato que se nos reclama, que enfrentarnos, con una sola respuesta, a la pregunta de las generaciones futuras, relativa a lo que hicimos ante tanto abuso.
Se le estaba pidiendo a la ciudadanía silenciosa y silenciada, que saliese de su letargo y asumiese el reto, desde su propia independencia e individualidad, poniendo en la balanza una capacidad de entrega que no es habitual en estos tiempos en los que “cada uno va a lo suyo” y la máxima, que tenemos bien interiorizada, no es otra que: “mientras no me toquen lo mío”.
Pero estamos abriendo los ojos y nos estamos dando cuenta de que nos están tocando a todos y que cuando nos decidamos a decir “¡hasta aquí hemos llegado!” va a ser demasiado tarde.
Miles de personas han abandonado sus familias, sus aficiones, la comodidad y la seguridad de sus casas (los que todavía las conservan). Se han desprendido, de la mullida comodidad de los sofás de sus casas frente a letárgicos televisores. En definitiva, han cambiado sus pequeños mundos de confort, por el sufrimiento y la vida precaria del que no tiene
nada, del que sale con lo puesto y que todo lo confía en la solidaridad de los comprenden los motivos de su esfuerzo, los animan y los apoyan.
Algunos no han querido abandonar a sus familiares y han decidido terminar la marcha con ellos. El material gráfico que comparto, es buena muestra de ello.
Gentes de todos los puntos de la geografía española, que, sin tener en cuenta la edad, ni estar físicamente preparados para ello, se han tirado a las carreteras para defender la DIGNIDAD de todos, sin importar el precio que haya que pagar por ello. ¡Son nuestros héroes!. ¡Un verdadero ejemplo para las generaciones venideras!.
La respuesta al reto ha sido extraordinaria. En un tiempo en que para ir a la vuelta de la esquina a comprar el periódico, estamos acostumbrados a coger el coche, un numeroso grupo de personas han recorrido kilómetros y kilómetros, abastecidos exclusivamente con el más ecológico de los combustibles: la firme convicción de que los anima una causa justa.
Tengo sesenta años, soy de Málaga y no recuerdo nada igual desde aquel celebrado 24 de Diciembre en el que, sufrimos la pérdida de Manuel Caparrós.
Algun@s amig@s nos han acompañado con los ojos y el corazón, sintiendo en sus propias carnes más el dolor de no poder estar físicamente con nosotros, que la propia causa que se lo impide. No estoy teorizando. ¿Queréis nombres?. Carmina, José Pedro, Araceli, Pura…Tened por seguro que nos habéis acompañado en el camino.
Con nuestro actos nos estamos ganando el respeto de muchos familiares, amigos, vecinos, y compañeros de trabajo, que saben lo que nos ha costado llegar hasta aquí. Ellos saben, mejor que nadie, de nuestra no pertenencia a grupos extremistas (ni de uno, ni de otro signo). Todo lo más, extrema necesidad. Pero cada vez nos importan menos los calificativos con los pretenden definirnos, porque “ya no tenemos miedo”, y sabemos que sus palabras son solo una mordaza más para impedir la legítima protesta con la cómoda intención de dejar las cosas como están,
mientras que, cada día que pasa, los ricos son más ricos y los pobres, más pobres.
Ya estamos hartos, de que como experimentados trileros, los tres poderes del Estado, nos escamoteen, ante nuestros ojos, las migajas de felicidad, a las que, como seres humanos, todos tenemos derecho.
No pedimos limosna. Exigimos TRABAJO y una JUSTA CONTRAPRESTACIÓN por ello, (las ONG´S en las que participamos las elegimos nosotros), y, su defecto, SERVICIOS PUBLICOS, VIVIENDA DIGNA Y CONTRAPRESTACIONES SOCIALES, que hagan más soportable la existencia humana.
¿Hasta cuando estamos dispuestos a aguantar sin rebelarnos?.
Nos dicen que “no hay dinero” mientras se lo dan, a manos llenas, a los bancos que, en gran medida, son, los que, con su codicia, nos han llevado a la situación crítica que padecemos y que siguen enriqueciéndose a nuestra costa, exigiendo intereses desorbitados que nos obligan a pagar antes de atender a nuestras propias necesidades básicas.
Mientras tanto, vemos alucinados, como haciendo gala del mayor de los descaros; los que nos obligan a “apretarnos el cinturón”, incrementan sus beneficios, disfrutan de magníficas retribuciones, blindan sus contratos con astronómicas cláusulas de recisión y cuando no recurren a múltiples chanchullos, mantienen, de forma vergonzosa, sus privilegios, frente al resto de la sociedad que sufre las terribles consecuencias de este espectáculo.
¡¡Y no les pasa nada!!. Salvo casos excepcionales, nadie les exige que paguen sus cuentas, por el tremendo daño causado. Todo lo más han cambiado de despacho, para seguir medrando.
Aunque algunos ya lo hubieran enterrado hace tiempo, el espíritu del 15M no está muerto. Las luchas diaria de la PAH, los YAYOFLAUTAS, las CORRALAS, los CAMPAMENTOS SOLIDARIOS, las múltiples MAREAS, y demás ORGANIZACIONES SOCIALES, POLITICAS Y SINDICALES DE CLASE, han dado su fruto.
Pero, además de los mencionados, permitidme hacer una breve referencia a los héroes anónimos que encontramos en el camino, de los que, much@s de vosotr@s, también habéis sido testigos y podéis dar buena cuenta de ello. Mi intención es dejar la imagen de lo que hemos vivido, gravada en memoria, para que, su recuerdo, nos ayude a afrontar nuevo retos.
Aunque no lo creamos, estos personajes, y muchos más, estarán ahí, unidos con nosotros o simplemente esperando que pasemos ante sus casas, para regalarnos un aplauso, un grito de apoyo, o unas simples palabras de ánimo.
Desde la niña de apenas diez años, que cayó desplomada ante mis propios ojos, por el esfuerzo que suponía, para ella, recorrer, como un integrante más de la Columna Andaluza, la distancia que separa Getafe de Madrid, y la diligencia de su padre, que, sin hacer siquiera un alto en el camino, ni requerir la ayuda de los acompañantes, se la echó al hombro, sin darle la mínima importancia a la dificultad añadida que este gesto suponía para sus propias fuerzas.
O el hombre, con los huesos tullidos por la enfermedad, que, con el solo apoyo de su compañero, insistía en continuar, a pie, la marcha.
De una cosa estoy seguro. Todos ellos llegaron a Madrid, porque “SI SE PUEDE”. Y ellos, a cada paso, lo han demostrado.
Lo sabemos nosotros y los saben aquello miles que, desde las aceras, sus vehículos y ventanas de sus casas nos aplaudían, hacían sonar los cláxones y nos animaban a seguir el camino.
Allí estaban la madre, que quizás hubiera padecido en sus propias carnes, los rigores de la inmigración, presenciaba, con tristeza, el devenir de la manifestación, en compañía de sus dos hijos de corta edad, como queriendo enseñarles, como deben luchar los seres humanos que no quieren perder su dignidad, para defenderla.
Estaban también los sanitarios que abandonaron, por unos momentos, el Hospital 12 de Octubre, para dejar constancia de su muestra de respeto y solidaridad.
Los bomberos de Getafe que saludaban nuestro paso haciendo sonar, insistentemente, las sirenas de sus vehículos, y que, en formación de honor, e incluso acompañados de algún familiar, nos presentaban sus respetos y recibían y devolvían, de forma muy personal, el agradecimiento a cada uno de los que nos acercábamos a saludarles y a los que merecidamente despedimos con el grito de “ese sí que es un cuerpo y no….”.
O la anciana que desde el balcón de uno de los últimos pisos de la ciudad dormitorio en la que reside, y, quizás sin fuerzas para bajar a la calle, esperaba a “su columna”, enarbolando con reducidas fuerzas, una diminuta bandera de Andalucía, saludando a la comitiva y que se ganó a pulso nuestro aplauso y que le coreáramos “como mola, como mola, esta abuela se merece una ola”.
Más de dos millones y medio de personas han respondido, como una sola, a la llamada de la indignación y en defensa del interés de la gran mayoría de la sociedad, “cueste lo que cueste”.
Somos conscientes de que esto es solo un paso, de que todavía hay mucho trabajo por hacer. Como diría uno de nuestro referentes: no debemos pensar que el 22M es un final de etapa, y esperar demasiados logros inmediatos por ello, es más bien, el principio de una lucha de largo recorrido y mayor calado, que, a la postre, persigue el empoderamiento de la gran mayoría de la sociedad, que, a la vista del mal uso que se le está dando a la confianza delegada, anuncia, su decidida voluntad de asumir su propio destino, bajo el lema de “no nos representan” .
Todos ellos son verdaderos ejemplos de la lucha en la defensa de la propia dignidad que, como diría Paco, compañero de caminata, que, a sus cincuenta y tantos años, lleva tres en el paro, que está pendiente de ver si le prorrogan la ayuda familiar y que por razones burocráticas relacionadas con el INEM, no pudo hacer el camino, andando, desde el primer día desde Málaga: “serán cosas de la edad…pero hechos como estos hacen que se te humedezcan los ojos”.
¡¡¡Va por ellos!!!. Hasta la próxima.

https://www.facebook.com/groups/somosmayoriamalaga/557981464316881/

Marcha por la Dignidad desde Málaga hasta Madrid


Marcha por la dignidad de Málaga hasta Madrid - Images by guillaume pinon

Hoy 24 de marzo a las 19.00h en la Plaza de la Constitución por la represión y los detenidos en las Marchas de la Dignidad 22M

La Plataforma Málaga Marcha por la Dignidad convoca esta tarde del día 24 de marzo a las 19.00h en la Plaza de la Constitución a toda la ciudadanía para expresar la repulsa por la represión y detenciones acaecidas el sábado en Madrid durante las Marchas de la Dignidad 22M y exigir su libertad sin cargos.
Esto no es más que el comienzo!

miércoles, 19 de marzo de 2014

Algo grande está pasando!

NO SE PUEDE PAGAR EL BILLETE A PIE DE AUTOBÚS!!

URGENTE: NO HACER MÁS INGRESOS EN LA C.C. !!!
A partir de las 10:30 no se pueden hacer ingresos por ventanilla, y si cogen el dinero no especifican concepto!!!!



Por motivos obvios no podemos dejar al azar el número definitivo de plazas necesarias. Haberse registrado a través del formulario sirvió en primer lugar para tener un cálculo aproximado, pero para asegurar la plaza hay que PAGAR ANTES DEL JUEVES. Especiamente si se paga mediante transferencia a la c.c., ya que el movimiento no aparece reflejado hasta las 24-48 horas. En tal caso haznos llegar aviso al correo o a los números de teléfono.

Sin embargo los pagos por ventanilla en cualquier sucursal de la misma caja aparecen reflejados inmediatamente. Ante la duda aconsejamos utilizar este medio, o pasarse por la mesa que hemos habilitado HASTA EL JUEVES, donde podrás apuntarte y pagar directamente.

NECESITAMOS QUE NOS ENVIÉS UN MAIL O CONTACTÉIS POR TELÉFONO SI PAGÁIS A TRAVÉS DEL BANCO!!!!!

Las Marchas de la Dignidad de nuevo en el programa Economía para la Ciudadanía

Programa realizado por ATTAC Sevilla y Radiópolis y emitido en Onda Local de Andalucía. Continuan hablando de las Marchas por la Dignidad que finalizan el sábado 22 en Madrid. Hablan con Alba Balmaceda, que se encuentra marchando con la Columna Sur. También repasan noticias de actualidad, como el artículo de Juan Torres anticipando un nuevo crash. 

martes, 18 de marzo de 2014

La dignidad camina hacia Madrid

Las Marchas de la Dignidad se van aproximando a la capital, el punto de encuentro donde convergerán el próximo sábado 22 a las cinco de la tarde
Están organizadas en columnas procedentes de distintas regiones y algunas llevan caminando semanas
El manifiesto común llama a caminar por el empleo digno y la renta básica, y contra los recortes, el pago de la deuda o la Troika
Consulta el mapa con los recorridos elaborado por los organizadores de las marchas



Son miles y se dirigen todos a una hacia Madrid, la meta de llegada. Algunos llevan caminando semanas, con las ganas de luchar desbordando la mochila, pero cada día más atenazados por el cansancio. El punto de encuentro de estas Marchas de la Dignidad será la capital, el próximo sábado 22; el lugar donde, sin importar la procedencia, los caminantes levantarán la voz contra los recortes, la pobreza, la corrupción y una larga lista de motivos que ponen cada vez más barreras a una vida digna.
"Privatizan lo rentable mientras nos recortan el presupuesto en salud, educación, dependencia, transportes públicos..., lo que redunda negativamente en nuestros derechos ciudadanos", reza el manifiesto que han preparado los convocantes y que subraya la "situación de emergencia social" por la que atraviesa el país.
Por el camino, que para muchos es una verdadera travesía por España, el acogimiento de los pueblos de paso es el estimulante que les recuerda que no están solos. Aunque ha habido algún incidente aislado, los marchantes reciben comida, agua y a veces un colchón. El cariño de los vecinos hace el resto.
A los que llegan a Madrid a pie, se suman cientos de autobuses procedentes de varios puntos de la geografía, algunos trenes y otros tantos coches, cuyos pasajeros se encontrarán en Atocha a las cinco de la tarde y, desde allí, recorrerán el paseo de la Castellana hasta llegar a la plaza de Colón, donde finaliza un recorrido que se prevé multitudinario.

Galicia, "más que el camino de Santiago"

En Galicia, más de 2.000 personas, según los organizadores, formarán la columna gallega de las Marchas de la Dignidad que se unirá a la manifestación de Madrid y que llegará a la capital de España en dos trenes y unos diez autobuses, además de en numerosos coches particulares. Organizados alrededor de la Plataforma Galega de Apoio ás Marchas da Dignidade, fueron los sindicatos autodenominados "alternativos" los que acordaron poner en marcha hace ya más de un mes el colectivo de apoyo a la manifestación del 22-M. También elaboraron un manifiesto propio para la columna gallega.
Cuentan con el respaldo de formaciones políticas nacionalistas como Anova o la FPG y también de Esquerda Unida, rama gallega de IU, o Espazo Ecosocialista, así como de numerosos movimientos sociales y vecinales. El colectivo de la cultura, a través de un manifiesto firmado por más de 160 personas, también ha animado a los gallegos a acudir a Madrid y ha recordado que su capital es "marchar, ir de frente contra los poderes políticos, económicos, visibles e invisibles, que se lo quieren comer todo". Pero el apoyo no es pleno. Algunos sindicatos y partidos, como la CIG (Confederación Intersindical Galega) o el BNG se han descolgado de la consigna.
Manuel Caamaño, secretario general de la CUT, uno de los sindicatos más activos en la organización de la columna gallega, cree que la respuesta de la ciudadanía es "absolutamente positiva". "Que miles de personas se desplacen de Galicia a Madrid tiene mucha importancia, porque esto no es ir a Santiago, sino que supone mucho más", recuerda.

Euskadi avanza con paradas simbólicas

Los activistas vascos de las Marchas por la Dignidad han escenificado con un recorrido por Vitoria el pistoletazo de salida hacia Madrid para participar en el acto contra la pobreza y la precariedad del 22 de marzo en Atocha. Una columna de 40 personas se está desplazando ya a modo de avanzadilla hasta Miranda de Ebro.
"Esto no es una marcha turística sino política. En Miranda nos concentraremos frente a un hotel que lleva meses sin pagar a sus empleados. Y estas acciones se repiten a lo largo de la ruta", explica Igor Mera, portavoz del movimiento. Después viajarán en autobús hasta Torremocha del Jarama donde les espera el escuadrón de toda la zona norte "para tomar Madrid". A ellos se unirán 40 autobuses y el tren de la dignidad que sale desde Donosti un día antes de la manifestación.
 
 
Varios participantes en la lectura del manifiesto al final de la etapa en Leioa-Santurtzi. Imagen cedida por CCOO.

Por ahora y a menos de una semana de la celebración del acto central, ya sobrepasan los 1.000 participantes y la cifra aumenta por momentos. Aspiran a doblar el número de participantes contabilizados hasta el momento. "Hubo gente que se iba sumando según nos veían pasar y otros que se apearon de la marcha en Rentería. Otros llegamos hasta Donostia. El caso era dejarnos ver, que la gente conociera la iniciativa y que se animaran a acudir a la gran manifestación de Madrid", relata Jon Hernández, un activista que caminó bajo un paraguas desde Irún a Donosti.
En el caso de Euskadi se trata de una iniciativa inédita en la que confluyen movimientos sociales o sindicales de diversa índole e ideología que dejan de lado sus diferencias para luchar por unos mínimos fundamentales. "La oposición no ha estado a la altura y tampoco ciertos sindicatos mayoritarios. Ante esta tibias reacciones, ¿qué nos queda? Apelar a la ciudadanía para que todos nos movilicemos. Se trata de unirnos más allá de lo que nos diferencia o nos aleja y hacer gala de la fortaleza y poder de esta sociedad unida el día 22 en Madrid", explica Ignacio Funes, del sindicato ESK.

Castilla y León, pocos marchantes pero mucho apoyo

La meseta castellana ha sido una tierra de paso en esta Marcha de la Dignidad. "Esta comunidad es dura como para conseguir movilizar a mucha gente por algo tan necesario como la dignidad", asegura Victorino García Calderón, un profesor salmantino que es coordinador de la Marcha en Salamanca. Aun así, es optimista al hablar del apoyo que están recibiendo en los pueblos de Castilla y León las dos marchas que atraviesan la comunidad: la del Norte y la del Nordeste.
Cientos de personas acompañaron el fin de semana pasado a los "marchantes" que atravesaron Valladolid. "Eso implica que hay ganas de luchar por la dignidad", han añadido algunos de los caminantes en la capital valllisoletana. Se prevé que un centenar de autobuses procedentes de las nueve capitales lleguen a Madrid el sábado, un cálculo tirando a la alta que, con todo, es bastante inferior al volumen de movilización en otros puntos de España.

30 autobuses para reforzar la avanzadilla catalana

La marcha catalana lleva ya semanas en movimiento. Una veintena de personas, que salieron de Barcelona a principios de marzo con destino Madrid, llegarán el viernes a la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz, donde recibirán un autobús con otros 50 activistas que se apuntan al último tramo del recorrido.
El sábado está previsto que desembarque en Madrid el grueso de los marchantes en unos 30 autobuses procedentes en su mayoría de Barcelona, aunque también de Lleida, Tarragona o Girona. La vertiente catalana de la marcha, a la que también se unirán activistas que viajan en transporte propio, sumará alrededor de 2.000 personas, según la comisión organizadora.
La movilización cuenta en Cataluña con el apoyo y participación de una gran variedad de colectivos que, desde hace semanas, se han coordinado para difundir y organizar la acción. Sindicatos como IAC o COBAS, iaioflautas, feministas, asambleas de parados y pensionistas, la PAH, el colectivo Papeles para Todos y asambleas de estudiantes de la UAB y la Pompeu Fabra también se han alineado a la causa.

Andalucía, la columna más numerosa

La columna andaluza, que comenzó el pasado domingo su andadura desde Santa Elena (Jaén) y a la que ya se han sumado los caminantes de la zona oriental de la región, recorre este miércoles la etapa prevista entre las localidades toledanas de Ocaña y Seseña. Unas 500 personas –la columna más numerosa– integran el grupo que camina desde el sur para llegar a la manifestación en Madrid el 22 de marzo y que, hasta el momento, han realizado el trayecto "con mucho ánimo y sin problemas", cuenta María Ángeles Campos, una de las caminantes.


Marcha de Córdoba que avanza en la columna andaluza hacia Madrid

Con una media de 28 kilómetros por etapa, la columna andaluza de las Marchas pernocta en polideportivos previstos desde la organización en colaboración con los municipios que albergan las llegadas de cada trayecto. Y en cada una de esas localidades, los caminantes andaluces intentan sumar apoyos celebrando actos públicos y asambleas a las que acuden también los vecinos que les reciben.
"La gente está respondiendo muy bien", destaca Campos, quien señala cómo en esos momentos, además de descansar y recuperar fuerzas, reciben el apoyo de los ciudadanos. De aquí en adelante, Parla y Getafe, ya en la Comunidad de Madrid, serán las paradas de esta columna antes de enfilar la etapa hasta la capital el próximo sábado.

Castilla-La Mancha, acogedora de caminantes

Aunque la comunidad manchega solo cuenta con una columna, que saldrá de la Puerta de Bisagra de Toledo el día 19 a las 8 de la mañana, la región ha funcionado como una segunda casa para el resto de caminantes, que han llegado a la zona procedentes desde Levante, Andalucía, Aragón y Extremadura.
Matilde Castilla, del sindicato STE de Castilla-La Mancha, ha subrayado que "la asistencia fue mucho mayor de la esperada", como ocurrió en el caso de la columna de Córdoba que, en principio, traería a 300 personas pero que alcanzó los 1.000 miembros. Este sindicato ha concentrado sus esfuerzos en supervisar las marchas de Andalucía, Extremadura y Aragón, que suman alrededor de 1.150 participantes.
 
 
Columna extremeña de la Marcha de la Dignidad. / Campamento Dignidad Plasencia

Pese a los problemas para organizar el alojamiento de los marchantes en algunas localidades, Castilla agradece el buen el acogimiento de los activistas en la región, donde los pequeños comerciantes y los vecinos han organizado comidas y fiestas de bienvenida para darles un último empujón antes aterrizar en la capital. "Los marchantes no sólo necesitan comida y agua, sino también el cariño y el consuelo de saber que no están solos en su propósito".
Este deseo de prestar soporte moral originó en Albacete una Plataforma de Apoyo a las Marchas de la Dignidad, que se encargó de recoger alimentos y organizar el alojamiento de la columna de Levante en un espacio municipal.  Aunque esta actividad se desarrolló sin contratiempos, participantes de la marcha aseguran que el alcalde de unos de los municipios de paso, Caudete, les profirió insultos como 'rojos de mierda. Otra columna procedente de Murcia vivió el mismo episodio a su llegada a esta localidad albaceteña.
En la provincia vecina, Ciudad Real, el ambiente fue festivo y acogedor a la llegada de los marchantes de Andalucía, que seguirán su recorrido hasta Toledo; la ciudad donde pretenden reunirse con otras 300 o 400 personas en el tramo definitivo hacia la capital. 

Extremadura, origen del Campamento Dignidad

La columna que salió el 10 de marzo desde Mérida se encuentra ya a la altura de Fuenlabrada (Madrid). En ese mismo punto de partida se originó el año pasado el Campamento Dignidad,la acción social que reinvindicaba una renta básica y de la que han bebido las Marchas de la Dignidad cuando empezaron a gestarse. "Son las Marchas de la Dignidad, de la Unidad y de la Rebeldía", rebautiza uno de los integrantes de este grupo, Manuel Cañada.


Paso de la Marcha de la Dignidad por Albacete desde Levante

Un centenar de personas componen la columna extremeña, " pequeña pero muy combativa" en palabras de Cañada, quien destaca "la unidad natural del pueblo y la empatía de los vecinos", que en cada una de las etapas están colaborando con los caminantes.
"Notamos la cercanía de la gente, que viene a preguntar cómo puede ayudar", relata en uno de los descansos del camino. Y un ejemplo de ello lo vivieron en Valmojado (Toledo), cuyo ayuntamiento no accedió a cederles el pabellón polideportivo para pasar la noche. "La gente del pueblo reaccionó y presionó hasta que nos dejaron dormir en un albergue". Por delante, aún les quedan varias etapas hasta llegar a Alcorcón, de donde partirá el último tramo hasta el centro de Madrid.
Esta información ha sido elaborada por Natalia González de Uriarte (eldiarionorte.es), Justino Sanchón (La Meseta), Miguel Pardo (eldiario.es/galicia), Carmen Reina (eldiario.es/andalucía y Extremadura), la redacción de Catalunya Plural y el equipo de eldiarioclm.es.

Mensaje a la mayoría silenciosa desde la manifestación de la Columna Andaluza en Córdoba 22M

domingo, 16 de marzo de 2014

La columna andaluza salió esta mañana desde Santa Elena!








Destino Madrid: las Marchas de la Dignidad ya recorren todo el mapa



La columna andaluza de las Marchas de la Dignidad parte este domingo desde Santa Elena (Jaén) y es la última en iniciar el camino para confluir en Madrid el 22 de marzo con el resto de grupos provenientes de todo el país.
Todas las columnas que llegarán a Madrid a pie se unirán en una manifestación en la capital el próximo sábado contra el pago de la deuda y por el empleo, una renta básica y el mantenimiento de los servicios públicos.
La organización de las Marchas de la Dignidad, integrada por colectivos sociales, sindicales y políticos, espera una concentración masiva a la que se unan personas a título individual para hacer escuchar las reivindicaciones de la "mayoría social".

Cabecera de la manifestación de la columna de las Marchas de la Dignidad en Córdoba.

"O la gente se pone en marcha para buscar soluciones a esta situación de crisis poniendo por delante el interñes de las personas, o no hay nada que hacer". Las palabras de Jordi, trabajador de 49 años que caminará en las Marchas de la Dignidad desde Andalucía a Madrid, sintetizan el mensaje de movilización que esta acción social lleva consigo. Y con él, varios centenares de personas se han concentrado este sábado en Córdoba dando así el pistoletazo de salida a la columna andaluza de las Marchas de la Dignidad para iniciar su recorrido a pie hasta llegar a Madrid el 22 de marzo.
La marcha que parte de Andalucía es la última en ponerse en camino de todas las que desde los distintas regiones del país ya recorren cientos de kilómetros para confluir en la capital española el próximo sábado en una manifestación contra el pago de la deuda y por el empleo, una renta básica y el mantenimiento de los servicios públicos. Una manifestación que, auspiciada y organizada desde hace meses por colectivos sociales, sindicales y políticos de todo el país, pretende ser el altavoz de la "mayoría social" ante las políticas del Gobierno y la crisis.
Los participantes en la columna que sale desde Andalucía, además de caras conocidas como Diego Cañamero y Juan Manuel Sánchez Gordillo (SAT) son caminantes de todas las provincias y de todas las edades que han echado en la mochila sus razones para participar en estas Marchas de la Dignidad. "El deterioro de la situación social y económica que afecta a las condiciones de vida de las personas ha llegado a un límite y se nos ha demostrado que el Gobierno no va a resolver el problema", añade Jordi en su argumentación para hacer este camino a pie.

Antonia, dependienta desempleada de 59 años y madre de tres hijos lo tiene claro: "Vamos a luchar como hicieron nuestros padres durante toda su vida por unos derechos que ahora nos han quitado. No quiero esto para mis hijos ni mis nietos". Junto a ella, Encarni, auxiliar administrativo también sin trabajo, explica sus razones para formar parte de las Marchas de la Dignidad: "Quedándose en casa no se arregla nada". Y anima a todo el mundo a participar: "Lo digo en casa, lo digo de palabra, lo digo en Facebook y lo digo en Twitter. Si nos unimos todos, lo conseguiremos", dice esta internauta de la acción social.
Los jóvenes, también presentes en las marchas, relatan su presente entre el paro y el trabajo en precario para luchar por un futuro mejor. "Nos venden que estamos en una democracia y no lo es", dice Coral, camarera de 24 años. "El pueblo unido podría cambiar lo que se propusiera", asegura ante otros amigos que llegarán a Madrid para manifestarse el 22 de marzo. "Prometen y prometen y no cumplen nada2, señala Francisco, auxiliar de enfermería de 23 años y parado, en referencia a las políticas del Gobierno. "Hay que moverse, estamos cansados de esperar a que las cosas cambien", argumenta sobre su implicación en la caminata de las Marchas de la Dignidad.
Y así, argumentos y razones sobran a quienes a partir de este domingo se encaminan a pie hasta Madrid, pese a los kilómetros y a la dureza del camino. "A dar el callo" –ironiza Rafael- que a sus más de 90 años hace valer su ejemplo para estar al menos en el inicio de la marcha.
Todos ellos forman parte de la columna que desde Andalucía recorrerán en siete etapas, desde Santa Elena (Jaén) y con paradas enAlmuradiel, Villacañas, La Guardia, Ocaña, Seseña, Parla y Getafe, su camino antesde unirse en Madrid el 22 de marzo con el resto de marchas provenientes del resto del país. Hasta allí, ese mismo día, llegarán autobuses desde todas las regiones con quienes no harán el camino a pie pero sí han decidido participar en la manifestación central en la capital. Manifestación que, como la organización plantea desde los comienzos de esta iniciativa, no será el final de las marchas sino el principio de diversos actos de esta lucha social.

Columnas en marcha desde marzo

Desde el resto del país, las diversas columnas de las Marchas de la Dignidad ya han recorrido decenas de kilómetros en su objetivo de mantener a pie un grupo simbólico de manifestantes que alcancen la capital para unirse allí ya a un número masivo de participantes en esta acción social. Así, el 9 de marzo partió desde Valencia la Columna Este, que tiene previsto llegar a la localidad de Tarancón el 18 de marzo, donde se unirá a la Columna Sudeste de Alicante y Murcia, que arrancaron también el pasado 9 de marzo.
Mientras, la Columna Sudoeste proveniente de Extremadura empezó su marcha el 10 de marzo exigiendo "trabajo o renta básica, servicios públicos para todos y el 'no' al pago de la deuda", como lemas en su itinerario. "En marcha contra el capitalismo, en marcha contra la represión, contra las reformas, los recortes", denuncia la Columna Noroeste, formada por activistas de Langreo (Asturias), Villafranca del Bierzo (León) y Santander (Cantabria), que iniciaron su camino también a principios de mes.
Y por su parte, la Columna Norte arrancó el 6 de marzo desde Logroño y se unió el día 11 a la de Burgos, mientras que la Nordeste partió de Barcelona el 25 de febrero, de Pamplona el día 1 de marzo, de Tarragona el 4, de Alcañiz el 5, de Huesca el 8 y de Zaragoza el 9, con la idea de ir uniéndose en el transcurso de su camino hasta Madrid.
Todos los grupos han organizado las llegadas de sus etapas en municipios donde los propios colectivos participantes y algunos ayuntamientos les están proporcionando ayuda para la comida y el alojamiento. Así lo harán hasta la última etapa, que cada columna iniciará en una localidad de la Comunidad de Madrid distante unos 20 kilómetros de la capital para aunar posiciones de cara a la marcha final el 22 de marzo.